El título de este artículo busca coincidir con el título de un famoso libro publicado ya en 2003 por Arcadi Oliveres y Joan Martínez Oliver, en el que contraponían la deuda ecológica de los países del Norte enriquecido con los del Sur Global y la deuda externa en dirección contraria.
Han pasado 20 años y el tema sigue siendo, desgraciadamente, de gran actualidad (no en vano, ellos ya decían que este podría ser “el gran debate del nuevo siglo”). En las pasadas semanas se llevó a cabo la Cumbre del G7 en Hiroshima (Japón) y, allí, organizaciones de la sociedad civil como Oxfam Intermón, volvimos a poner de manifiesto que los países ricos del Grupo de los Siete (G7) deben a los países de renta baja y media 13,3 billones de dólares en ayudas y fondos para la acción climática, que no han pagado.
Se calcula que el G7 debe a los países de renta baja y media 8,7 billones de dólares por las pérdidas y daños devastadores que han causado sus excesivas emisiones de carbono, especialmente en el Sur Global. También están incumpliendo colectivamente una antigua promesa de los países ricos de aportar 100.000 millones de dólares anuales entre 2020 y 2025 para ayudar a los países más pobres a hacer frente al cambio climático. Además, en 1970, los países ricos acordaron aportar el 0,7% de su Renta Nacional Bruta (RNB) en concepto de ayuda. Desde entonces, los países del G7 han dejado sin pagar un total de 4,49 billones de dólares a los países más pobres del mundo, más de la mitad de lo prometido.
Pero a pesar de no pagar lo que deben, los países del G7 y sus banqueros ricos exigen a los países del Sur Global que paguen 232 millones de dólares al día (¡¡) en concepto de amortización de la deuda hasta 2028. Este dinero podría destinarse a sanidad, educación, igualdad de género y protección social, así como lógicamente a hacer frente a los efectos del cambio climático.
Es el mundo rico el que está en deuda con el Sur Global por la ayuda que prometieron estos países hace décadas pero que nunca dieron. En palabras del director de Oxfam Internacional, Amitabh Behar, “a los países ricos del G7 les gusta presentarse a sí mismos como salvadores, pero lo que están haciendo es aplicar un doble rasero mortal: juegan con unas reglas mientras sus antiguas colonias se ven obligadas a jugar con otras. Se trata de hacer lo que yo digo, no lo que yo hago».
Financiación climática y crisis de deuda
Hasta el momento, los países ricos y los donantes multilaterales tan solo han provisto el 7 % de los 198.880 millones de dólares que se estima necesitan los países de África occidental para hacer frente a la crisis climática y lograr en 2030 un desarrollo sostenible. Un informe de Oxfam Intermón (Financiación climática en África occidental, septiembre de 2022), revela que el 62 % de los 13.900 millones de dólares que los donantes declaran haber movilizado entre 2013 y 2019 se ha provisto en forma de préstamos, y por lo tanto deberán ser devueltos – muchos de ellos con intereses–, agravando, la crisis de deuda en la que se encuentran ya la mayoría de los países del oeste de África. España, es el país que bate el récord haciendo negocio de sus obligaciones con el Sur Global: el 85,2% de la financiación climática que aporta se realiza mediante préstamos no concesionales.
En un momento en el que África occidental se encuentra inmersa en múltiples crisis (de hambre, seguridad y climáticas), estos flujos financieros son sumamente inadecuados y, para nada, lo que se prometió. La preeminencia de los préstamos que, de hecho, socavan la capacidad de los países
para salir adelante, ya que se están viendo sumidos en una espiral de deuda y pobreza, es contraria al espíritu de la justicia climática. Las consecuencias son desastrosas para millones de personas que están pagando un alto precio por los efectos de un cambio climático del que no son responsables.
La deuda conlleva la posterior aplicación de recortes presupuestarios y medidas de austeridad que limitan su capacidad para invertir en servicios públicos y medidas de protección social de calidad para su ciudadanía.
Al tiempo, 258 millones de personas de 58 países padecen hambre aguda, un 34% más que el año pasado y las fortunas de los 260 multimillonarios de la alimentación del mundo han aumentado en 381.000 millones de dólares desde 2020, y las empresas de fertilizantes sintéticos multiplicaron por diez sus beneficios de media en 2022.
Desde Oxfam Intermón hacemos un llamamiento urgente a los gobiernos del G7 y otros países ricos para que de inmediato condonen la deuda de los países de renta baja y media que lo necesiten, que dedique cuanto antes el 0,7% de la RNB para ayuda, que paguen las ayudas atrasadas y cumplan sus compromisos económicos para ayudar a los países más pobres a hacer frente al cambio climático (en el caso de España, exigimos se duplique la actual financiación para 2025 mediante subvenciones preferentemente). #EsHoraDeCooperar #ElkarlanerakoOrduaDa
Enrique Abad
Oxfam Intermón, entidad de la Coordinadora de ONGD de Navarra
Publicado Diario de noticias