- Presentamos el informe sobre el estado de la cooperación autonómica de 2020(*)
- Datos y análisis que demuestran que el efecto mariposa que desencadena los problemas marca también el camino de las soluciones. De igual forma que un aleteo en Asia tiene consecuencias en una ciudad de América Latina, frenaremos la pandemia solo si somos capaces de frenarla en todo el mundo..
- (*) Datos previos a la declaración de pandemia global.
Si algo ha demostrado la pandemia es que el efecto mariposa está más vigente que nunca. A estas alturas, no debería caber ya ninguna duda: miles de conexiones nos unen a lo que sucede en otros lugares del mundo. Lo que ahora es tan evidente, hace tiempo que está en el ADN de muchos pueblos y ciudades de nuestro país. Corrían los años 80 cuando localidades del país vasco, manchegas, gallegas o aragonesas comenzaron a tejer lazos con pueblos de Centroamérica. Más tarde, en los 90, se volcaron con la crisis de los Grandes Lagos en un abrazo solidario hacia esta región del continente africano.
La llamada cooperación descentralizada nacía de manera visionaria: la solidaridad internacional ofrecía respuestas a problemas que no sabían de fronteras.
Más de 30 años después, el compromiso ciudadano continúa creciendo. Los datos del reciente Informe del Sector de las ONGD 2019 demuestran que el apoyo ciudadano ha aumentado en los últimos años, tanto en apoyo económico como en voluntariado. Según el último Eurobarómetro, la población española es la segunda que más apoya a la cooperación en Europa. Todo ello demuestra que la solidaridad entre los pueblos muy a menudo está por encima de las decisiones de gobiernos que no siempre responden a su altura.
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