El año pasado las celebraciones del día internacional del Comercio Justo, como muchas otras, pasaron de puntillas ya que nos encontrábamos en plena pandemia de la COVID-19, una crisis que ha sacudido el planeta, cuyas consecuencias sufrimos en todos los aspectos (sanitario, económico, laboral, social, cultural, educativo…) y que nos está dejando un nuevo escenario global.
Poco a poco vamos viendo que esta crisis está sacando a la luz muchas de las debilidades del sistema actual y deja, una vez más, a demasiadas personas atrás, en condiciones indignas, sin sus necesidades vitales básicas cubiertas. La pandemia nos “golpea”, pero no a todo el mundo por igual.
Todavía no hay datos disponibles globales sobre la relación entre la pandemia y el aumento de la pobreza, pero el informe de seguimiento de los ODS elaborado por Naciones Unidas estima que aproximadamente 71 millones de personas volverán a caer en la extrema pobreza en 2020, “lo que supondría el primer aumento de la pobreza mundial desde 1998”.
La COVID-19 está ampliando las desigualdades y por eso este año, el 8 de Mayo, volvemos a salir a la calle bajo el lema “Reconstruyamos con justicia” que es el mensaje de la campaña internacional a la que se han sumado numerosas organizaciones de todo el planeta en el Día Mundial del Comercio Justo.
Desde diferentes puntos del mundo las personas productoras y consumidoras demandamos que la recuperación de la economía y el comercio priorice los Derechos Humanos, la protección del planeta y se base en los valores del Comercio Justo y la Economía Solidaria.
Demandamos la necesidad de aprobar una legislación que garantice que todas las empresas respetan los Derechos Humanos, laborales y medioambientales a lo largo de todas sus cadenas de producción en cualquier parte del mundo. Y reformar los sistemas impositivos para incentivar los productos de Comercio Justo, orgánicos y los procedentes de cooperativas y empresas sociales.
El último informe presentado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo , como Navarras y Navarros nos pone a la cabeza del consumo de productos de Comercio Justo con un consumo per cápita de 5,40 euros por habitante y año ( La media estatal es de 2,92). A priori algo de lo que sentir orgullo. Pero si nos paramos a pensar en el presupuesto de compra de la semana y lo multiplicamos para sacar el anual ya no parece un dato tan positivo. Porque estamos hablando de 5 euros por habitante y año. Piénsalo, si consumes chocolate, de todas las tabletas que compras en un año, sólo aproximadamente 2 estarían compradas bajo los criterios del Comercio Justo.
Paralelamente un estudio de Fairtrade pone de manifiesto que quienes producen cacao en el mercado convencional reciben entre el 3 y 7% del precio final de una tableta de chocolate. Y en 2015, 2 millones de menores en Costa de Marfil y Ghana trabajaban en el sector, de los cuales más del 80% se ocupaban de tareas peligrosas como soportar cargas pesadas, manipular productos químicos o trabajar con machetes. Por otro lado, el Comercio Justo garantiza la no explotación infantil y son tan sólo dos tabletas al año. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Cómo queremos reconstruir? Nosotras, las Organizaciones de Comercio justo lo tenemos claro QUEREMOS RECONSTRUIR CON JUSTICIA, poniendo a las personas primero, respetando sus derechos y el planeta. Y tú ¿Cómo quieres reconstruir?