La Coordinadora de ONGD cumple 25 años de trayectoria con un nuevo presidente al frente: el médico Javier Abad, recién jubilado y miembro de Mugarik Gabe, que retoma un cargo que ya ostentó entre 2004 y 2008
El cuarto de siglo de la Coordinadora de ONGD de Navarra se le queda corto a Javier Abad (Pamplona, 1957). Él fue uno de los impulsores de la creación de esta plataforma de entidades en 1998, vocal de la junta desde el inicio, y presidente entre 2004 y 2008, pero andaba ya antes metido en esto de la cooperación al desarrollo. Es uno de los históricos del mundillo en esta comunidad. Cuenta que el tiempo que vivió en Bruselas, donde estudió la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública, le abrió horizontes en una época en la que en España ni si quiera existía un tercer sector organizado. Al volver y junto a otros colegas de profesión, buscaron de qué manera podían comprometerse. Lejos del cliché de médico cooperante, no ha pisado nunca un país de esos que llamamos en desarrollo. Le preocupa el declive del asociacionismo y cree que uno de los grandes retos de las organizaciones es “alimentar su base social”. “Porque para transformar el mundo necesitamos un movimiento organizado”, insiste.
Repite como presidente.
Sí, por compromiso y por disponibilidad. Me he jubilado hace 10 meses y es verdad que esto te quita tiempo. También que ahora es más complicado encontrar a quien quiera estar en la junta. Por eso establecimos hace un tiempo un turno obligatorio para todas las ONG que pertenecemos a la coordinadora.
Que cumple 25 años.
En realidad hubo una preconstitución anterior. Veníamos de una tradición de mucho movimiento asociativo, pero no todas lo veíamos igual. En un momento dado, varias organizaciones, entre ellas Mugarik Gabe, a la que pertenezco, decidimos juntarnos. Después ya se dio el paso de constituirnos formalmente. Fue complicado porque teníamos y tenemos diferentes fórmulas organizativas: asociaciones, fundaciones, organizaciones religiosas.
¿Qué les impulsó a unirse?
Queríamos demostrar que una coordinadora era un espacio necesario y útil. Tanto como refuerzo para las propias organizaciones [suma 47 en la actualidad], como para demostrar que éramos interlocutores desde el punto de vista institucional. Eso costó su tiempo, pero creo que ya está asentado. Las ONG tienen claro que la coordinadora les aporta tener una voz.
Será difícil construir un único mensaje.
Sí, pero desde el principio estuvo claro que había que representar a organizaciones con visiones, intereses y naturalezas distintas. Desde las muy potentes hasta las locales y muy pequeñas. Hasta de monjas.
Fuente: Diario de Navarra